Imaginad un abuelo cascarrabias pero encantador, un abuelo al que no le importa mojarse con el agua de la lluvia, al que otra abuelita toma por demente y avisa a la policía y cuando un agente llega, lo reconoce y se ponen a hablar de la vida. Imaginad un abuelo que necesita un bastón, su hija se lo compra pero a él la idea no le entusiasma, discute con el artilugio y, poco a poco, se va haciendo amigo de él. Imaginad un abuelo que tiene dos gatos, Epi y Blas, que son unos granujillas que siempre se salen con la suya: caricias, comer y dormir. Un día a Epi y Blas se les ocurre colarse en la nevera y zamparse una fuente de huevos rellenos. Imaginad un abuelo que es un caballero de los de antes, de los de siempre, y le regala un ramo de flores a una dama desconocida que esperaba sentada en el parque. Imaginad un abuelo solidario que cada miércoles de madrugada sale a colaborar en un comedor para gente sin recursos hasta donde lleva su eterno buen humor a los niños que ya no tienen muchas sonrisas que ofrecer.
Ese es el abuelo Tomás.
María Neila, autora de Abuelo Tomás. |
Y nosotros tuvimos la suerte de saber más de él el pasado 23 de abril, Día del Libro, porque la autora de este personaje tan encantador, María Neila, vino a hablar sobre su creación y a deleitarnos con un concierto precioso al final de la presentación.
El acto lo inició nuestra librera madre. Presentó a María Neila, clienta de la librería de toda la vida, y vio en ella a la protagonista de un cuento infantil que al final lograba alcanzar el sueño de que sus palabras se leyeran. En su ópera prima, María ha escogido a un protagonista fundamental en la vida de todo niño, el abuelo. E Isabel no dejó de resaltar la importancia social de los abuelos en la actualidad, en la que son recuerdo, sustento, sabiduría y enseñanza.
Tras las palabras introductorias de Isabel, María le cedió la palabra a Iván, su compañero, quien con todo el cariño del mundo y mucho amor por Abuelo Tomás, la novela y el personaje, nos trató de contar qué era eso por lo que nos habíamos reunido en una mañana festiva de sábado. Abuelo Tomás, nos dijo, se define por lo que no es. Nació como una serie de cuentos cortos y autoconclusivos, como en una serie de televisión, y se convirtió en algo así como una novela que cuenta las anécdotas de un personaje casi mítico, que podría recordar a otros ancianos sabios como Chanquete y David el Gnomo, tal y como citó Iván. Historias con un punto cómico y extravagante que nos hacen querer ir conociendo más y más a este abuelo que ya está en todos nosotros. María nos advirtió de que hay abuelo para rato. Ya ha preparado la segunda parte de la novela y en ella nos contará no solo su presente, sino también anécdotas de su pasado. Nos dijo: "el abuelo se me sentó en el sillón de casa y me ha ido contando su historia; tiene todavía vida para seguir disfrutando de aventuras".
Además de Iván y María, vino invitado también el ilustrador de la portada, un amigo de siempre de María, Gonzalo Muiño, profesional del diseño gráfico de muy largo recorrido y que, a pesar de las indicaciones de María de no incluir en portada al abuelo, ni dibujarlo de frente, hizo un primer boceto en el que aparecía un abuelo con sombrero, bastón y de frente; un abuelo al que se le adivinaban los ojos y la sonrisa, un abuelo que mira al lector y lo saluda con la mano. Justo todo lo contrario de lo que quería María. Sin embargo, nos dijo Gonzalo, al leer el libro supo que la humanidad del personaje tenía que salir en la portada. Creo que a María le gustó tanto como a nosotros ese abuelo Tomás de portada. Y ahí se quedó.
El acto continuó hablando de memoria, de anécdotas, de una página web sobre bancos de recuerdos o la iniciativa Adopta un Abuelo, y la propuesta de Isabel de enviarle anécdotas de abuelos a María, para seguir ampliando el repertorio de su abuelo Tomás.
Una parte interesante de la presentación fue el turno de palabras, cuando a María le preguntaron cómo había logrado, siendo tan joven, alcanzar tan bien la voz del abuelo, que resultaba tan creíble. María nos contó que ni siquiera ella lo sabía; que no se había inspirado en sus abuelos, y que quizá ella en otra vida había sido abuela. Más que en el pasado, nos dijo que ella miraba al futuro, eso que a ella le gustaría vivir es lo que ha servido de fuente de ideas para sus libros.
El acto se cerró con la presentación del proyecto solidario de Kelele África y con un concierto a cargo de María e Iván con varias canciones que nos hicieron cantar, bailar y sentir más de cerca al que desde ahora también es ya nuestro abuelo gruñón. Para finalizar la presentación, María recitó un cuento infantil que nos emocionó muchísimo, presentó a su sobrina de once años, que ya sigue sus pasos como escritora, y firmó ejemplares de su novela a todos los lectores que tuvimos la suerte de pasar la mañana del Día del Libro con ella en la librería Benedetti. Una fiesta para todos.
Por Patricia Bejarano
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