Este es uno de los libros infantiles más bonitos que ha caído en mis manos este año. Cuenta la historia de una semillita que vive esperando el momento, quizás una ráfaga caprichosa de viento, o el pico curioso de un pájaro, que la lleve a una tierra donde pueda germinar. Con páginas desplegables hacia los lados, hacia arriba y hacia abajo, llenas de ratoncitos en sus madrigueras, hojas, setas, pájaros y flores en el aire, el libro acompaña a la semillita desde un campo cubierto del frío del invierno y vigilado por los ojos redondos de un búho, hasta las profundidades de la tierra, donde echa raíces y espera.
Su nariz son dos hojitas creciendo en el exterior. Qué bien huele el sol y la brisa templada que sabe a humedad y a vida. Y esas dos hojitas van creciendo y recibe las visitas de muchas amigas que aparecen con el calor. «Abejas y mariposas, pajaritos de colores, y el campo lleno de flores. La luna pinta las flores cuando de noche descansan, y al tiempo que se relajan, las perfume con olores».
Y la semillita crece y se transforma y de pronto se encuentra ella misma dando semillas que otro viento caprichoso u otro pájaro curioso llevará lejos de ella en un ciclo que se repite y repite año tras año y que nos da la vida que vemos y que somos.
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