jueves, 30 de enero de 2025

EL ECLIPSE DE LA SOCIEDAD ISRAELÍ

El autor de este pequeño ensayo, Meir Margalit, se siente exiliado en su propio país. Jerusalén ya no es un hogar, es una ciudad hostil, dominada por las facciones más ortodoxas y conservadoras de Israel. No es la primera vez que leo sobre esta sensación de exilio interior en Israel desde el 7 de octubre de 2023 e incluso antes. Me recuerda a aquel exilio interior de los poetas españoles durante la posguerra, esa generación que compartió la sensación opresiva de escribir a contracorriente de todo, expulsados de una sociedad que había descarrilado de la cordura para adentrarse en la represión y la violencia. Margalit lo define como un eclipse, en un arranque de optimismo que le honra. Los eclipses siempre son temporales y, tras la oscuridad, siempre vuelve la luz. Ojalá tenga razón. 

Recuerdo una conversación sobre el nazismo y los alemanes con una antigua novia que tuve. Ella sostenía que los nazis eran la encarnación del mal. Eran monstruos. Y que aquello no podría volver a ocurrir. Yo le decía que eran mucho peor que monstruos: eran seres humanos normales y corrientes. Banales, incluso. Y que su banalidad los hacía más peligrosos, porque es una condición humana que en alguna medida casi todos compartimos. Recuerdo cómo se indignó con aquello. Para alivio secreto de los dos, no acabó nada bien. Ni la conversación ni aquella historia. Pero me ha venido a la mente ahora al leer las palabras de Meir Margalit sobre Israel y ver la vigencia que sigue teniendo el pensamiento de Hannah Arendt respecto a la banalidad del mal y la condición humana. Planificar y ejecutar un genocidio no es trabajo de monstruos ni de ninguna encarnación del mal. La historia y la actualidad nos demuestran que cualquier persona banal con poder puede llevarlo a cabo. 

Me ha interesado especialmente la descripción que hace Meir Margalit de la sociedad israelí desde dentro. Cómo han vivido durante los últimos años la deriva autoritaria de sus gobiernos y qué opinan del ataque de Hamás el 7 de octubre y la respuesta israelí sobre la población palestina, especialmente en Gaza. Cómo la polarización ha llegado a un punto en que no sería descabellado pensar que Israel pudiera en un futuro fracturarse en dos entidades estatales diferentes: un estado judío con capital en Jerusalén y un estado laico con capital en Tel Aviv. La religión como línea divisoria entre dos segmentos de la población que cada vez tienen menos cosas en común (aunque siguen compartiendo la percepción de los palestinos como los otros o, directamente, como los enemigos. No hay nada como la creación de un enemigo para mantener cierta sensación de pertenencia). 

No dejan de atraerme e impactarme los libros y las noticias que leo sobre Israel. Un país cada vez más atenazado por las certezas nacionalistas y divinas, que fía su identidad y hasta su supervivencia en el enfrentamiento y la aniquilación de un enemigo que nunca va a desaparecer. Piensan que el enemigo son los palestinos, pero en realidad lo que amenaza la existencia de Israel es la concepción mesiánica, militarista y excluyente de su identidad como pueblo. «El pueblo que a lo largo de su historia diaspórica fue conocido como "el pueblo del libro", al establecer su propio Estado se transformó en el "pueblo del cañón"». Quizá ahí esté el problema irresoluble: el enemigo no está fuera, está dentro de la idea que tienen de sí mismos. 



 

lunes, 27 de enero de 2025

LA PERRA, LA CERDA, LA ZORRA Y LA LOBA

Disfruto mucho poniendo cada cierto tiempo este libro en el mostrador. Tiene la capacidad de polarización de un Madrid-Barça o de unas elecciones generales. A un lado, las personas que arrugan el ceño y apartan la cabeza del disgusto ante unas palabras que en su cabeza solo suenan a insulto. Al otro, las que leen el título, miran bien la portada y una luz traviesa se enciende en su sonrisa. El texto de la contracubierta dice: «Los papeles protagonistas siempre son para ellos. ¿Y nosotras qué? La perra, la cerda, la zorra y la loba tenemos algo que decir». 

Este libro se lo recomiendo a todo el mundo. Pero especialmente a aquellas personas que defienden que el lenguaje es el que es y no se puede cambiar. ¿Qué tipo de lenguaje hace que al cambiar de masculino a femenino el nombre de un animal éste se convierta como por arte de magia en un insulto? Pues el tipo de lenguaje creado por una sociedad que piensa lo masculino como neutro y lo femenino como soez arma arrojadiza. 

Luis Amavisca y Marta Sevilla han escrito y dibujado un libro divertidísimo que le da la vuelta a esta flagrante discriminación de género poniendo el foco en esas perras, cerdas, zorras y lobas ausentes de los cuentos infantiles y del lenguaje cotidiano por culpa de un machismo salvaje. Ellas cuatro son aquí las protagonistas. Y aunque estén un poco de bajón porque siguen sin dejarlas aparecer en los cuentos infantiles, las cuatro tienen mucho que decir. Mucho que reír. Y mucho que enseñarnos. 








jueves, 23 de enero de 2025

LA VIDA QUE NOS QUEDA

Este es uno de esos libros que te dejan temblando. Desde la primera página hasta la última. Habla de algo innombrable y, sin embargo, muy conocido. Algo que está presente en los libros, en las películas, en las series de televisión, en las obras de teatro, hasta en ciertas canciones del verano. Algo tan habitual que para todos nosotros es normal no prestarle la menor atención. Hasta que hay que prestársela y entonces se impone el silencio. Por mucho que lo veamos a menudo, no lo queremos en ninguna conversación. No lo queremos en nuestras palabras ni en nuestra imaginación. No lo hablamos con la familia ni con los amigos. Está en todas partes y, a la vez, está prohibido. Encerrado con los mil cerrojos del tabú más fuerte. 

«Cuando vuelvas yo ya no estaré». Son las últimas palabras que S. le dice a Matteo B. Bianchi, tres meses después de separarse definitivamente después de siete años de relación. Parecen banales, cotidianas, pero son una despedida definitiva. Horas después, al llegar a casa, Matteo encuentra su cadáver. Y la pregunta que sobrevuela todo el libro sigue sin respuesta. ¿Por qué lo hizo? Convivir con el fantasma de esa pregunta y la multitud de posibles respuestas, todas insuficientes, es la tarea de toda una vida. 

Hay muchos libros sobre el dolor de los suicidas, el dolor que lleva a pensar en la muerte como liberación. Pero muy pocos sobre el dolor de los que se quedan. De los que se preguntan cada día qué hacer con ese vacío innombrable, con la oleada de preguntas sin respuesta que nunca amaina. 

«Es como un fluorescente que siempre está encendido. Los otros pueden apagarlo, pero tú no. Se quedará encendido para siempre y poco a poco la luz se debilitará, o simplemente empezarás a acostumbrarte, que a fin de cuentas es lo mismo. Y lo que al principio te parecía monstruoso e intolerable pasará a formar parte de tu realidad cotidiana y de manera gradual acabarás por aceptarlo». 

Veinte años ha tardado el autor en transformar ese fluorescente en palabras escritas. Veinte años de buscar la distancia justa y el tono adecuado. El lenguaje que permita verbalizar lo innombrable. Y el resultado es un libro vivo y doloroso, tierno y vulnerable que te mira por dentro con mirada compasiva. Como los mejores libros sobre el duelo (pienso ahora sobre todo en La hora violeta, de Sergio del Molino), esta es una historia de amor. De amor magnético e improbable entre dos personas que lo tenían todo en contra y cuya unión trascendió la brutalidad de su final. 




lunes, 20 de enero de 2025

EL CENTRO (firma invitada)

¿Quién no ha fantaseado alguna vez con despertarse y ser capaz de hablar perfectamente un idioma? Debe de ser que me encantan las lenguas y su estudio y por eso yo lo hago con mucha frecuencia. Juego incluso a preguntárselo a mis amigos: «Si pudieras despertarte un día y saber un nuevo idioma, ¿cuál elegirías?». Supongo que la atracción en esta pregunta reside en la falta de esfuerzo y la recompensa gigante que supondría poder lograrlo.

Cuando leí la contraportada de la novela que tengo entre mis manos, pensé que se ajustaba tanto a mi juego de deseos que tenía que entrar en ella de inmediato. Y me gustó muchísimo encontrarme antes con su protagonista, Anisa, una traductora de audiovisual en la treintena, un poco frustrada al sentirse mediocre en su profesión y también en su vida. Un relato generacional muy en boga en muchas literaturas contemporáneas, independientemente de que su protagonista sea irlandesa, española o pakistaní.

Casi por pura casualidad, esta joven conoce la existencia del Centro, un lugar donde alguien le promete que puede aprender el idioma que desee en solo diez días. Atraída por esta posibilidad para lanzar su carrera profesional y en un momento en el que no tiene nada que perder, Anisa se lanza a la aventura en unas condiciones absolutamente estrictas y extrañas. Y aunque sabe que hay algo rarísimo en torno al centro y sus métodos de aprendizaje, no duda en repetir.

Esta novela nos plantea dilemas morales y éticos insospechados y nos hace mirar hacia nosotros y poner en una balanza lo que estaríamos dispuestos a hacer por lograr un objetivo vital. También indaga en secretos familiares y cómo mantenerlos y continuarlos a pesar de que puedan suponer culturalmente una aberración.

A caballo entre lo misterioso, lo cómico, lo gore y el realismo más desgarrador, es imposible que esta novela pueda dejar indiferente a nadie. Ahora bien, ¿a costa de qué estaría yo dispuesta a aprender alemán o ruso en diez días? En el Centro desde luego que no lo haría.






jueves, 16 de enero de 2025

VIAJES A TIERRAS INIMAGINABLES

Solo hay una cosa que me da más miedo que morirme: morirme loco. Esta frase la leí hace tiempo en algún sitio y debía de rondarme por el inconsciente porque ha sonado una y otra vez en mi cabeza mientras leía este libro. Para conjurar el miedo a la muerte, hace poco descubrí que no hay nada mejor que leer a Kathryn Mannix. Y para conjurar el miedo a la demencia, no hay mejor experiencia que estos Viajes a tierras inimaginables, de Dasha Kiper, que acabo de leer. Ambas son maestras de la bondad y de la empatía. Ambas han hecho de los cuidados su profesión y me producen una admiración sin límites. Ambas han escrito libros a los que volveré una y otra vez en el futuro para seguir aprendiendo y enriqueciendo mi forma de ver a los demás. 

Dasha Kiper se dedica a dar apoyo a los cuidadores de personas con demencia. Cuida a los que se dedican a cuidar. La demencia es una enfermedad terrible, en todas sus variantes. Terrible para quienes la padecen, pero también para las personas cercanas que tienen que afrontar una hecatombe emocional continua para la que apenas conocemos herramientas. Observar la lucha de una persona por preservar su identidad en medio del desmantelamiento de la personalidad que provoca la demencia es dolorosísimo. «Los cuidadores tienen que ver a los pacientes como lo bastante diferentes de sí mismos para dejar de percibir intencionalidad en ellos, y a la vez lo bastante similares para no perder de vista su humanidad. Es una fina línea por la que resulta casi imposible caminar». 
 
Dasha Kiper escribe en la estela de Oliver Sacks y su «desapego compasivo», esa mezcla de actitudes tan difícil de conseguir que, sin embargo, a menudo resulta imprescindible para poder tratar con humanidad y respeto a los pacientes con demencia. Pero, a diferencia de Sacks, que ponía toda su inteligentísima y amorosa atención en las particularidades de los enfermos, Dasha Kiper se centra en el impacto que tiene la demencia en las personas que los cuidan. «Los hijos y los cónyuges no son meros testigos del deterioro cognitivo de su ser querido, sino que se convierten en parte de él, viviendo en su desoladora y surrealista realidad cada minuto de cada día»

Su punto de vista parte de la neurociencia: «Quiero mostrar cómo reaccionan tanto el paciente como el cuidador ante el dilema existencial creado por la demencia, puesto que, al examinar cómo lidian ambos con la enfermedad, podremos arrojar una nueva luz sobre el funcionamiento de la mente». Y, en especial, sobre el funcionamiento de la memoria. Si entendemos cómo funciona la memoria a la hora de construir nuestra identidad, estaremos mucho mejor preparados para afrontar las consecuencias de su pérdida paulatina. «La memoria humana no está diseñada para ser exacta; no es una grabación de acontecimientos, sino más bien una reconstrucción que nos permite dar sentido al mundo». 

«Cuando pensamos en el alzhéimer solemos imaginar que es una enfermedad que borra literalmente el yo. Pero lo que ocurre en la mayoría de los casos es que ese yo se fragmenta en diferentes yoes, algunos de los cuales reconocemos y otros no. Al igual que ocurre con la memoria, el yo no es, en palabras de la filósofa Patricia Churchland, «una cuestión de todo o nada». Al contrario, nuestro concepto de nosotros mismos está distribuido por todo el cerebro, lo que hace que el alzhéimer resulte más complejo de lo que generalmente se cree. Si el yo, en cierto sentido, está ya fragmentado, su erosión gradual puede pasar desapercibida tras los habituales altibajos de una personalidad que nos resulta familiar. Con mucha frecuencia, el alzhéimer no se deshace del yo, sino que más bien pone en primer plano algunas de sus partes». 

Y esto no solo arroja luz sobre las conductas de las personas con alzhéimer, sino también sobre las conductas de las personas sanas. Siempre estamos buscando razones, motivaciones y creencias para explicar el comportamiento de la gente. Intentando encajarlo en lo que nosotros haríamos, metiéndolo en el estrecho molde de nuestra experiencia. Tratar con una persona con demencia a menudo es un remedio expeditivo para curarse ese egocentrismo. 

Desde su experiencia como psicóloga clínica y cuidadora, Dasha Kiper escribe sobre historias reales, sobre personas que ha conocido. Sobre el sufrimiento de los cuidadores de pacientes con demencia. Al igual de Kathryn Mannix, no juzga, no critica. Solo observa, acompaña y sugiere rutas para transitar con menos dolor ese terrible laberinto. Ofrece una mano y una luz para no perder de vista la cordura y la humanidad. Es un regalo. 





lunes, 13 de enero de 2025

DIEZ PROFES DELICIOSOS

«Diez profes cansados se van a casa, ¡qué día!
"No más niños por hoy", piensan con alegría. 
Salen lentos por el patio, ¡hoy ha sido demasiado!
Entonces se dan cuenta de que el bus... ¡se ha MARCHADO!».

Pero los diez profes son muy inteligentes y enseguida encuentran una solución. Cruzarán el Bozque Ozcuro, que está anunciado con un tranquilizador cartel ilustrado que pone "aquí no hay moztruoz". Todos están de acuerdo. Si lo pone en el cartel, no habrá problema alguno. 

Lo que no saben los diez profes cansados es que en realidad el Bozque Ozcuro ¡está lleno de monstruos al acecho! «Diez bichos peludos! ¡Con colmillos y orejones! Quieren comer profe hasta tener retortijones!».

Así que en un visto y no visto los diez profes cansados se convierten, sin darse cuenta, en diez profes deliciosos. Uno para cada uno de los diez monstruos peludos en el Bozque Ozcuro donde no hay moztruoz. ¿Pero de verdad los diez profes se dejarán comer así como así?

¿El cuento infantil más divertido de 2024?
¡El cuento infantil más divertido Y MOZTRUOZO de 2024!







jueves, 9 de enero de 2025

SÍNDROME 1933

Este es un libro refugio. Y, a la vez, un libro arrojadizo. Vivimos unos tiempos en los que necesitamos con igual urgencia protegernos de las políticas fascistas con argumentos y arrojar nuestra indignación contra quienes atentan contra los derechos humanos. El año 1933 en Alemania proyecta un eco siniestro en nuestro presente. La historia nunca se repite, pero hay ciertos patrones de conducta que parecen demasiado reconocibles: el odio al diferente, la deslegitimación y criminalización del adversario político, los ataques a la prensa libre, la exaltación nacionalista, el autoritarismo, la retórica belicista, la exhibición de la mano dura y la maldad, el desprecio por la ciencia y las universidades públicas, la alerta contra las «conspiraciones de las élites mundiales», la guerra y el rearme como camino inevitable... La lista sigue y sigue, y da miedo. La «modernidad» se ha convertido en una vuelta barnizada a la tradición más rancia, lo «rebelde» y «revolucionario» es negar a Darwin en el Senado y decir «estamos ganando». La cuestión no es si estamos en 1933, sino si los años que estamos viviendo nos pueden conducir, sin darnos mucha cuenta, a una realidad todavía peor. 

En 1933 la opinión general, dentro y fuera de Alemania, no era de alarma. Hitler no duraría. Y no le dejarían hacer nada de lo que decía que iba a hacer. Había prometido de todo a todo el mundo y no podría cumplir ninguna promesa. No tenía mayoría en el Reichstag. No podría gobernar. No había sensación de crisis grave. La historia nos enseña que normalmente las crisis no se identifican como tales hasta que ocurre algo muy grave. Los seres humanos tendemos a aceptar y normalizar cualquier cosa. Es lo más cómodo. Con tal de no plantarse y luchar, somos capaces de tragar con genocidios en curso y con políticos que nos roban, nos insultan, se ríen de nosotros, nos encarcelan y nos matan. Qué más da. Mientras tengamos dinero y en nuestra casa mandemos nosotros, que se acabe el mundo. Siempre hay algún clavo ardiendo en nuestro laberinto ideológico al que agarrarnos para seguir con nuestras vidas ajenos al infierno de los demás. 

«No hace falta ser nazi para sembrar el odio y atacar a los inmigrantes. Basta con que eso atraiga votos». Los atraía en 1933 y los atrae ahora. Nadie piensa que estemos tan mal como en 1933. Nadie. Por eso conviene leer este libro. Y seguir con la lista. 

Difusión de bulos y difamaciones contra adversarios por parte de prensa comprada o directamente por parte de políticos para incitar al odio contra un enemigo construido como chivo expiatorio. ¿Nos suena? Seguimos. La comunicación política envenenada por la teatralidad violenta. Retorcer el lenguaje para amoldarlo a una realidad hecha a medida, y así hacer que palabras como verdad, libertad o igualdad se conviertan en armas arrojadizas contra aquellos que quieren una sociedad más confiable, libre e igualitaria. ¿Seguimos?

Los paralelismos entre 1933 y nuestro presente resultan escalofriantes. Y no por la violencia ni el drama, sino precisamente por la normalidad, tan parecida a la actual, con la que la inmensa mayoría de la población acepta lo inaceptable. No aceptemos lo inaceptable. Ni en casa ni fuera. Lo que carcome a las sociedades nos carcome a cada uno también por dentro. 





jueves, 2 de enero de 2025

EXPLORADOR DE LO INALCANZABLE

Empezamos este 2025 con el libro infantil-juvenil más original y más bonito que hemos recibido en estos últimos meses. Y es que ya solo el formato, estrechito y alargado, te deja con un cosquilleo en la tripa que dice «pero cómo será por dentro, qué emoción, a ver, a ver». Y es un espectáculo. Un espectáculo por la calidad de la ilustración, por la maquetación preciosísima, por los mil y un pequeños detalles y por lo que me dejó con la boca abierta cuando lo abrí por primera vez: las hojas desplegables a izquierda y derecha que expanden el libro y te descubren en todo su esplendor los mapas y las exploraciones de Alexander von Humboldt. 

Porque de esto va este libro: de descubrimientos. De las proezas extraordinarias que llevó a cabo Humboldt a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX en infinidad de rincones poco explorados del mundo. Desde su Alemania natal hasta Canarias pasando por Italia e Inglaterra en su primera juventud, para después adentrarse en el Orinoco, seguir hacia los Andes, y subir hasta México y Estados Unidos. El deseo de explorar la Tierra y de entender la naturaleza llevó a este explorador a recorrer el mundo, observarlo, medirlo y estudiarlo. Fue un adelantado para su tiempo, vio maravillas donde nadie había posado los ojos, nos enseñó a mirar y a maravillarnos con la infinita diversidad natural que nos rodea. Trajo lo inalcanzable al alcance de las palabras y los libros. Y ahora la editorial Zahorí le regala este homenaje para que lectoras y lectoras a partir de siete u ocho años puedan descubrir con él la emoción de explorar y descubrir la naturaleza.