jueves, 24 de junio de 2021

ENSEÑAR A TRANSGREDIR

Una de las cosas que más le agradezco a mis años de instituto fue la oportunidad de aprender a poner en tela de juicio todo lo aprendido en casa y en mi entorno. La oportunidad de pensar desde otro lugar, alejado de la espesa y difusa red de afectos familiares, de mirarme desde fuera y decidir si lo que siempre había dado por supuesto me gustaba en realidad, si lo quería conservar para mí o no. La escuela me dio las herramientas para tomar esa decisión (o me enseñó cómo buscarlas) y, en el caso de tirar por otro camino, los conocimientos para volver a tejer otros vínculos con otras raíces en otros lugares. La escuela me enseñó la necesidad de confrontar lo aprendido fuera de ella, de cuestionar siempre lo que a simple vista parece obvio. Y afrontar el riesgo de la transgresión con la fortaleza intelectual y emocional necesarias para no salir malparado. 

En la escuela aprendí a ser otra persona. Mientras que fuera de ella estaba inconscientemente tratando de responder adecuadamente a lo que el resto esperaba de mí, en la escuela tuve varios profesores que me dieron la oportunidad de reinventarme, de explorar otros límites, de pensar y expresarme con libertad. Y luego también vi que la escuela podía ser un rodillo destructor capaz de acabar con cualquier expresión espontánea y reprimir cualquier disidencia. Aprendí que en la escuela cabía todo, desde un paraíso democrático pacífico hasta un infierno totalitario y violento, y que había que luchar por defender la libertad de expresarse y de transgredir para aprender. 

En este ensayo, bell hooks (en minúscula, tal y como ella lo escribe) defiende la educación como práctica de la libertad frente a la educación como obediencia a la autoridad. La educación como fomento del espíritu crítico frente a la educación como instrumento memorizador. Siempre me ha espantado ver adolescentes aprendiéndose temas de historia o de literatura de memoria, literalmente de memoria, palabra por palabra tal y como aparecen en el libro de texto o en los apuntes facilitados por el profesor. Es un modelo de educación basado en aprobar exámenes, no en fomentar la curiosidad ni la capacidad de desarrollar un pensamiento propio elaborado. Este es un ensayo contra este tipo de pedagogía aberrante que desdeña la formación de mentes autónomas para dedicar todos sus esfuerzos en formar autómatas vomitadores de contenido. 

bell hooks se educó en un sistema educativo que esperaba que los negros demostraran que podían ser igual de buenos estudiantes que los blancos mediante la obediencia y la conformidad. Cualquier pensamiento crítico era interpretado como una amenaza a la autoridad y a la superioridad de los blancos. Su reacción a este sistema opresivo de aprendizaje fue imaginar otra forma de enseñar más humana, más inclusiva y más creativa. Enseñar desde una perspectiva racial y feminista, desde los márgenes de la sociedad, para señalar la importancia de ver, dentro y fuera de la clase, las distintas capas discriminatorias que pueden lastrar el desarrollo educativo del alumnado. 

bell hooks defiende la transgresión. La transgresión constructiva, no para destruir ni para tumbar sistemas de valores, sino para reformarlos, reciclarlos y convertirlos en más humanos y saludables. Transgredir no es robar un bocadillo en unos grandes almacenes ni rallarle el coche al director déspota de tu instituto. Transgredir es tratar a los alumnos con afecto individualizado en un sistema que los invisibiliza en masas y los convierte en éxitos y fracasos codificados en notas. Transgredir es conseguir que hablen de sus emociones cuando en casa siempre les cortan cuando lo intentan. Transgredir es hacer que participen, que cuestionen lo que les enseñas, que se enfaden si es preciso, y que aprendan a canalizar sus conflictos a través del respeto. Transgredir es necesitar aprender de ellos, constantemente, tanto como ellos aprenden de ti. Transgredir es fomentar que el alumnado valore al profesor, que opine sobre su forma de enseñar, que se manifieste, y que su voz encuentre una respuesta, que sea tenida en cuenta, que sea respetada. Transgredir es construir puentes allí donde siempre te han dicho (y te has dicho) que no se podían construir. 

Yo fui educado en la disciplina castradora pero también en la pluralidad y en la libertad. Yo aprendí a pensar fuera del molde de mi casa y de mi entorno gracias a profesores como bell hooks, profesores que constantemente me confrontaban con mis propias ideas, que constantemente me preguntaban por qué, por qué pensaba esto o aquello o actuaba de una forma u otra, profesores que me despojaban de certezas pero que evitaban a toda costa llenar mi vacío con las suyas. Yo aprendí a pensar en libertad gracias a profesores como bell hooks. Ojalá haya muchas como ella en las escuelas del futuro.  



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