jueves, 23 de noviembre de 2017

NADA PUEDE ASUSTAR A UN OSO

- Miramiramira -, me dijiste, y señalaste con el dedo-. ¿Has visto esta familia de osos? ¿No son para comérselos? 
Estábamos de librerías por Madrid, porque el vicio por los libros siempre se disfruta más en el tiempo libre. Y mirábamos cuentos. 
-Osito tiene miedo, ¿ves? Ha oído en sueños un fuerte... ¡Rugido! "¡Socorro! - grita asustado -. ¡Hay un monstruo ahí fuera!"
- ¡Qué chulo!
Te sonreí y me quedé pensando. Monstruos. Sí, hay monstruos ahí fuera, osito. No lo sabes tú bien. Monstruos de todas las formas y colores. Se pasean por las calles vestidos de etiqueta y sonríen mientras les roban el futuro a los demás. Instigan, presionan, seducen, conquistan, y asustan precisamente porque nunca los ves venir. Hay monstruos ahí fuera, osito. Vaya que sí. 
¿Ves? - me cogiste de la mano -. Papá oso es la bomba, ha salido con un farol para demostrarle a osito que no tiene nada que tem... ¿Me escuchas? 
- Sí, perdona. Estaba distraído.
- ¿Sí?
- Pensando en monstruos. 
- Pues vuelve, vuelve, que estos seguro que molan más. Mira, y además está en verso, o bueno, casi, pero todo rima. ¡Es para...
- ...comérselo!
- Sííí.
- Jajaja. Me parto contigo. ¿Y cómo acaba? ¿Qué era ese rugido?
- Pues eso es lo mejor. El rugido era...- Te acercaste a mi oído, vergonzosa, y me lo dijiste en voz baja. 
- ¡No! 
- Sí. 
- Qué fuerte, al final osito se te va a parecer en todo...
- Tonto. 
- Guapa.
Y salimos riéndonos. 
Madrid se quedó reluciente. Con una familia de osos comestibles y libros infantiles por todas partes, en todas las esquinas, ahuyentando monstruos. 



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