lunes, 4 de agosto de 2014

EL LIBRO DE MI DESTINO


¡Cuántos libros como éste necesitamos para conseguir interiorizar el gran problema de la igualdad entre hombres y mujeres!

Parecería que en algunos países hemos avanzado mucho pero, aunque es cierto, también lo es que nos queda mucho camino por recorrer.
En esta historia está retratado un país, Irán, de donde procede la autora, (podría ser otro cualquiera donde se apliquen con rigor las normas y costumbres islámicas), aunque no sólo en los países islámicos las mujeres son discriminadas y maltratadas hasta la saciedad. En América Latina, y especialmente en Centroamérica, el número de violaciones y feminicidios es abrumador y el acceso a la enseñanza de las mujeres es interceptado desde la niñez, en aras del cuidado de la familia. 

La protagonista inicia la historia cuando es una adolescente y, camino del instituto, se cruza con la mirada de Said, un ayudante de farmacia con el que apenas intercambia miradas y algunas breves palabras, suficiente para que sus hermanos se ensañen con ella hasta la crueldad más extrema. Dice ella que "quien te ama te puede matar" y es una expresión literal, por culpa del fanatismo que procede en buena parte de la ignorancia, esa que por todos los medios ella intenta eliminar de su vida estudiando a pesar de las dificultades que el destino le pone en su camino.

Desde los años 70, tiempos del Sha, la revolución y la guerra que se llevan a marido e hijos van trazando el camino de una muchacha a la que su familia obliga a casarse con 16 años y debe cargar con la responsabilidad de criar a sus hijos sola, mantener a su familia con su trabajo y soportar la ejecución del marido y el exilio de sus hijos.

Saniee es socióloga y publicó encuestas diversas que nadie leía, lo que la impulsó a escribir esta novela que fue un bestseller en su país hasta que el anterior presidente Ahmadineyad lo prohibió. Un dato inquietante es que un 70% de las mujeres viudas reconocen que no se volverían a casar en contra de la opinión de sus hijos y estos, aún hoy día, no aceptan el derecho tan evidente de rehacer su vida. Los hombres sí pueden pero las mujeres no.

Un dato que anima a pensar que en el futuro, ojalá cercano, las cosas puedan cambiar es que hoy el 67% de los estudiantes universitarios son mujeres. La educación debería ser la llave que cierre la puerta a tanta injusticia pero el precio que llevamos pagando tantos años es excesivamente elevado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario