jueves, 4 de julio de 2019

MALAHERBA

Te quedas con aquel a quien haces reír. Con aquel que no tiene miedo de desnudar su felicidad y entregártela a cambio de una broma, una caricia o una mirada. 
Te quedas con quien está dispuesto a jugar a las tinieblas contigo. Y devolverte el beso si le besas. O el silencio, si te callas. 
Te quedas con quien elige habitar contigo esos lugares de los que hay que escapar como sea, para luego, con el tiempo, poder echarlos de menos y volver en los recuerdos. 
Te quedas con aquel a quien haces reír. Porque su risa siempre es casa en este mundo siempre en guerra. 

Malaherba es una historia de amor. Y de risa. Me he reído a carcajadas yo solo, en la librería y en casa, mientras lo leía. Al igual que Vozdevieja, es una novela sobre una infancia que está desprendiéndose de la inocencia, que está dejando de ser infancia sin saber en qué va a convertirse. Una infancia salvaje, sin reglas ni moral. O, mejor dicho, llena de reglas pero sin una moral precisa que las haga comprensibles. El protagonista es un niño de diez años un poco bruto, un poco tierno, mal estudiante, que encuentra en un compañero de clase al amigo que se ríe con sus bromas y le devuelve todas las miradas. Al amigo que, como él, siempre se encuentra fuera de todos los sitios, fuera de todos los grupos, y que nunca le juzga por lo que hace, sino que le quiere por lo que es. 

En la vida cotidiana de este niño hay violencia y hay ternura. Hay una lucha constante contra algo que no entiende. Contra un mundo incomprensible, un cuerpo ingobernable. Él intuye lo que es, lo que siente y lo que desea. Sabe lo que su cuerpo anhela y reclama. Y diferencia claramente y sin dudar lo que le gusta y lo que no. Ve el mundo y se ve a sí mismo con claridad. Hasta que el mundo, a través del lenguaje, lo vuelve todo turbio. Como si le lanzaran muchas piedras a su estanque de agua clara. Y qué hacer con las manos que lanzan las piedras. Qué hacer si la única respuesta natural es la furia. Si sólo sabe responder a la violencia devolviendo el golpe.

"¿Por qué siempre hay alguien que te lo quiere decir a la cara, que quiere que sepas, que no se va tranquilo hasta ver cómo empiezas a sufrir? Hay gente que no consigue dormir a pierna suelta si no sabe que hay personas que están sufriendo por su culpa".

Es divertido hasta la carcajada. Y terrible y brutal. Malaherba me ha dejado sin aire de risa. Y de espanto. Y su encanto me ha cogido de la cintura para bailar su vals encantador, rompiéndome un poquito en cada giro el corazón.



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