lunes, 28 de enero de 2019

LOS NIÑOS

Saber después de más de sesenta años de vocación lectora que me quedan miles y miles de libros y autores por descubrir y disfrutar es algo maravilloso. La única pena es que nadie tiene suficiente tiempo para poder leerlos todos.

Edith Wharton es una de esas autoras que descubrí tarde, primero con Las hermanas Bunner y luego con La solterona. Ahora he tenido la suerte de disfrutar de esta delicia de historia que escribió en la última etapa de su vida, Los niños, publicada en 1928.

Perteneció a la alta sociedad norteamericana, tuvo un desgraciado matrimonio y el valor de romper esa atadura. En una época tan difícil para las mujeres que deseaban libertad para poder vivir su vida y desarrollar sus capacidades creativas, consiguió sus objetivos: escribir una importante obra literaria, amar a quien deseaba y conocer en profundidad la culta sociedad europea.

Sorprende la minuciosidad con que relata la vida ociosa de la gente rica que tan bien conocía y los paisajes suizos donde transcurre la mayor parte de esta preciosa historia con un personaje central, Judith Wheater, la mayor de siete hermanos que, con apenas dieciséis años, les tutela con un amor entrañable. Martin Boyne, un ingeniero de cuarenta y seis años, que va en busca de su amor de juventud, se cruza con este batallón de niños y todos sus planes se trastocan.

Los niños es una de las obras maestras de Edith Wharton, consigue hacernos pasar unas horas felices saboreando la calidez de las relaciones infantiles, con sus enfados, sus rabietas, su ingenuidad. Cuatrocientas páginas que se hacen cortísimas, un texto que si se lo acercamos a nuestros adolescentes poco lectores es muy posible que nos lo agradezcan y quizá los enganchemos a la lectura, esa afición maravillosa que nos agranda el mundo, nos revela el alma humana y nos da felicidad.


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