jueves, 23 de mayo de 2013

EL SR. PENUMBRA Y SU LIBRERÍA 24 HORAS ABIERTA

No sé si será casualidad o no, pero últimamente no paro de toparme con novelas sobre librerías y libreros:
- históricas (TIEMPO DE CENIZAS, ambientada en Roma en la época de los Borgia)
- divertidas-bucólicas (LA LIBRERÍA AMBULANTE, recorriendo los caminos rurales de la América de los años 20)
- divertidas-detectivescas (LA LIBRERÍA ENCANTADA, tras la pista de una extraña conspiración en Manhattan, continuación de la anterior)
y un montón más que aún no he leído.
Es como si los escritores se hubieran asustado con el tema de la crisis y trataran de camelarnos convirtiéndonos en héroes para que recomendemos más los libros en los que somos protagonistas. Y como en todos los géneros, hay libros buenos y otros malos, y sobre todo, libros más creíbles que otros.
El libro que acabo de leer es, con diferencia, el que más me ha sorprendido de todos. Para empezar, el librero se llama Sr. Penumbra, es venerable, tiene los ojos más azules y la sonrisa más bonita del mundo, su librería es muy estrecha y muy muy alta ("imaginaos la forma y el volumen de una librería normal vuelta sobre un costado") y contiene mundos misteriosos ("tuve la sensación de encontrarme en el lindero de un bosque, pero no de un amable bosque californiano, sino de uno viejo de Transilvania, repleto de lobos y brujas y bandidos con puñales, agazapados donde la luz de luna ya no alcanza").
Pero lo más increíble es el protagonista, un programador informático, un veinteañero friki de la literatura fantástica y las nuevas tecnologías que, aunque hace años que sus manos no tocan un libro de papel, acaba siendo contratado para el turno de noche de la librería siempre abierta del Sr. Penumbra.
Y en las interminables estanterías que suben y suben hacia la oscuridad del techo encuentra una sección de libros extraños escritos en clave que esconden un misterio sólo apto para ser desvelado a los iniciados de la secta centenaria Festina Lente.
Libros antiguos, mensajes cifrados, lectores excéntricos en busca de la vida eterna y unos chicos californianos con toda la tecnología del siglo XXI (y la del XXII, que ya bulle en sus cabezas), dispuestos a ayudar a Penumbra a desvelar el misterio, corriendo desenfrenadamente por la frontera entre la fantasía más delirante y la realidad más inimaginable.
Una mezcla inteligente y sin complejos del mundo literario y de la era digital, un libro genial, en todos los sentidos, con una carcajada esperando detrás de cada página, irreverente y lleno de chispa, al leerlo uno siente espontáneamente una simpatía irresistible por todos los seres raros y extravagantes que pueblan el mundo.

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