Fue uno entre muchos poetas que vivieron la tristeza del exilio, salió de España por una invitación de Estados Unidos para dar un curso de literatura en la Universidad de Wellesley en 1936 y no pudo regresar nunca. Murió en Boston en 1951. Sus palabras le definen mejor que cualquier descripción. Un regalo a disfrutar lentamente, con fruición y un buen momento para recordar la maravillosa correspondencia que nos legó, un auténtico testimonio histórico de una época apasionante.
"Estos poemas los escribí lejos de mi país, cada vez más mío en mi querer, y sueño... abrazado a mi idioma como un incomparable bien."
"¡Estás, amor, estás!
Cómo he podido dudar.
Cantas amor aunque
lo confundo con tu silencio.
Brillas amor, aunque no te veía.
Dame fe para verte cuando
otra vez parezca que no estás.
Dame esta luz de hoy eternamente
para que no te desconozca.
¿Quién te cuenta?
Las espumas que el río inventa
en piedras a su paso
¿Te riges por el número de gotas
que le caben a una rosa
si una tarde de abril llueve?
A tu lado el tiempo de los hombres
pasa tan miserable como esclavo.
¿Qué secreto llevamos en los ojos esta tarde?"
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