A veces nuestros autores favoritos envejecen tan mal dentro de nosotros como el fuego de los amores más apasionados. Los versos que hace diez años nos hacían llorar hoy nos dejan indiferentes (o incluso nos dan un poco de pena). Las frases que copiábamos con buena letra en papeles y cartas ya no nos dicen nada nuevo del mundo. Crecer es también ir tapiando las puertas del asombro viejo para mudarnos a otras casas donde nos asombren estímulos nuevos.
"Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras".
Sin embargo, algunos pocos escritores, muy pocos, siguen colando su música por mis puertas tapiadas y reivindican su lugar, su asombro, con cada relectura a lo largo de los años.
"Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha cómo ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades".
Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Mario Benedetti, el autor al que dedicamos nuestra librería, un señor con bigote en un trabajo de oficina que con sus manos manchadas y su bondad tan sencilla imaginó un mundo capaz de emocionarme como la primera vez:
"Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico".
Mario Benedetti |
No está al alcance de muchos alcanzar a muchos con poesía. Benedetti lo lograba y lo logra dotando de increíble belleza a la sencillez de lo cotidiano, las cosas y los sentimientos. A mi me emociona como el día que lo descubrí. Bonito homenaje :)
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