lunes, 21 de mayo de 2018

EN EL MAR

En el mar todo puede ocurrir. Puede brillar el agua como cristal líquido y hacerte creer que estás en un sueño. Puedes sentirte el centro del mundo, dueño y señor de esa inmensidad azul, y una hora después abandonarte al pánico ante una tormenta imprevista que convierte tu velero en un diminuto barquito de juguete. La vida y la muerte se dan la mano y el mar continúa con su ritmo cadencioso, ajeno a la fragilidad de los seres humanos que juegan a surcarlo, a amarlo, a hacer de él una forma de vida. 

El protagonista de esta novela, oficinista holandés cansado de su vida rutinaria, decide darse un respiro de tres meses y marcharse con su velero a explorar el Mar del Norte en solitario. A la vuelta, para rematar la experiencia, se le unirá su hija de siete años para acompañarle en los últimos dos días de travesía, durante los que vivirá una experiencia que nunca habría podido imaginar. 

Pasar tanto tiempo solo es un reto. Te cambia por dentro. Estamos tan acostumbrados a la vida en sociedad, al contacto constante con otros seres humanos, que esa abrupta y prolongada soledad pone a prueba la cordura de cualquiera. Las emociones se adormilan. Se repliegan a un lugar recóndito de uno mismo. Esperan agazapadas para, en el momento más inesperado, agolparse todas juntas y salir en desbandada, clamando por su libertad. 

Con frases sencillas y directas, esta novela corta es un homenaje al mar. Hay mucho silencio en su cadencia. Mucha desnudez. El protagonista emprende un viaje hacia sí mismo, hacia la esencia de las cosas. Se centra en lo que ve, en lo que toca y en lo que huele. En lo inmediato. La belleza cegadora de la luz que se refleja y destella en la superficie cambiante del agua, la solidez del barco, los constantes crujidos y lamentos de la madera, la sensación de ingravidez al navegar, la línea de costa difuminada a lo lejos y los latidos de su corazón resonando en todo ese inmenso silencio tan lleno de vida. 

La naturaleza le devuelve una imagen lavada de sí mismo. Desprovista de la angustia matutina con la que se levantaba cada día. Una imagen limpia como el aire que bate de madrugada las playas de las Orcadas en el mes de julio. La naturaleza le devuelve la lucidez para distinguir lo importante de lo prescindible. Y lo importante, piensa, se reduce al amor de su mujer y de su hija. Lo demás, la oficina, los compañeros de trabajo, la ambición, las preocupaciones, se convierten en "los ingredientes inútiles de la vida", y se disipan como la bruma al amanecer. 

Pero no todo es paz en el mar. No todo son delfines acompañando la estela de tu velero y cielos despejados. En el mar todo puede ocurrir. Todo. Lo que más deseas. Y lo que más temes. 



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