
Partiendo de esa experiencia, Yaa Gyasi ha creado una novela inmensa que abarca, en menos de 400 páginas, el relato de varias generaciones, desde el siglo XVIII hasta ahora. Hechos traumáticos que sucedieron a personas como nosotros, con nombres propios, con los mismos miedos y esperanzas. La primera parte tiene como protagonistas a dos hermanastras, de la misma madre y con padres diferentes: Effie, elegida por un gobernador británico para ser su mujer, y Esi, prisionera vendida como esclava en Estados Unidos, recorren experiencias que nos dejan marcados y dan respuesta a tantas preguntas sobre la identidad y el origen étnico.
La segunda parte se inicia en Estados Unidos con H, un descendiente de Esi, que, después de haber sido esclavo y conseguido la libertad, vuelve a ser hecho prisionero por una nimiedad y condenado a trabajos forzados en una mina de carbón de Pratt City, Alabama, la ciudad minera por excelencia. Cuando se eliminó la esclavitud los negros siguieron siendo sospechosos de cualquier crimen, hasta el punto que muchos apenas notaron los beneficios de la abolición. Hoy día siguen sin resolverse muchísimos problemas de racismo que tienen su origen en un episodio tan terrible como fue la esclavitud. Son datos históricos que sería muy conveniente que se estudiaran en los centros educativos para que los ciudadanos pudieran tener criterios en que apoyar sus actitudes cotidianas.
Hay libros buenos e interesantes. Este, además de bueno e interesante, es absolutamente necesario para conocer esa parte de la historia que no se ha difundido suficientemente, quizá para no tocar la conciencia de tanta gente descendiente de aquellos que hicieron de la vida de sus semejantes un verdadero infierno en la tierra.
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