Historia de amor y Bretaña. Esos fueron los dos elementos que me atrajeron de esta novela cuando leí la reseña de la contraportada. También eso de que la atracción de sus protagonistas rompía las convenciones sociales. Aunque no me gustan especialmente las novelas románticas, cuando la elegí me apetecía una historia ligera porque todo lo que estaba leyendo por entonces tenía el peso de las historias que atraviesan guerras, miseria, pérdida y desengaño.
Me atrajo indudablemente esa narradora en primera persona con una ironía, una fuerza y un lirismo que me recordaron al instante a las narradoras de algunas novelas de Martín Gaite. La novedad de esta la encontré en su alter ego, la mojigata, y en la mezcla de tonos, del más lírico y formal –producto de la cultura de la protagonista parisina universitaria y más tarde profesora, periodista e investigadora– al más vulgar cargado de referencias hilarantes a la sexualidad de sus personajes.
¿Cómo puede un amor marcarte de por vida? ¿Qué puede haber tan fuerte que consiga atravesar maridos, mujeres, kilómetros de distancia, años y clases sociales? La propia protagonista se lo pregunta a lo largo de los años que dura su relación adúltera y fiel al mismo tiempo. Quizás sea el sexo fogoso y el deseo de sus cuerpos lo que los ate constantemente al otro. Quizás sean el amor, el recuerdo del primer baile, la huida a la playa y el inicio de la exploración de las relaciones.
Entre las páginas de esta historia de amor hay mucho deseo, pero también hay inseguridades, dramas familiares y anhelo. El anhelo de Gauvin, el protagonista masculino, de ser la pareja oficial de George, la irónica narradora. Y la huida de George de esas ataduras conyugales que se habrían creado si ese deseo se hubiera cumplido. Para George, Gauvin quizás sea solo un juego, una liberación, una forma de sentirse mujer independiente a lo largo de toda su vida; ella sabe que no podría vivir con él, pero también que no podría hacerlo sin él. El tira y afloja de su relación basada en unas diferencias culturales y sociales insondables es lo que mantiene a flote una historia que tiene como protagonistas a dos seres humanos tan diferentes que no podrían ser más iguales.
El mar, los viajes, las escapadas, las noches interminables de sexo, los silencios, las diferentes etapas vitales de los personajes que van envejeciendo y mantienen viva la pureza de su amor y el humor son los grandes ingredientes de una novela que no deja indiferente. Un oasis de inteligencia en el mundo de las novelas románticas. El acierto de una autora que, en la resaca de la segunda ola feminista, nos regala un personaje complejo y una historia que va más allá del romanticismo tradicional o de las novelas eróticas del momento.
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