martes, 3 de junio de 2014

EL JILGUERO

La tercera novela de Donna Tartt, El jilguero, ha ganado el Premio Pulitzer con todo merecimiento y ha sido nominada para el premio que otorga el Círculo Nacional de Críticos y la Medalla Andrew Carnegie.
Monumental obra, no sólo por el número de páginas (1142) sino por la maravillosa descripción de los diversos mundos, sus temas no pueden ser más actuales en la sociedad occidental en la que vivimos: violencia, drogas, relaciones entre padres e hijos, amistad, valores universales puestos en el momento actual.

Sucede en Estados Unidos y el inicio es la descripción minuciosa de un atentado terrorista en un Museo de Nueva York, donde se encuentran Theo, un muchacho de 13 años y su madre. La madre muere, Theo queda herido y "rescata" el cuadro "El jilguero", una tabla holandesa del Siglo XVII que se convertirá en su obsesión.

El primer episodio es la vida de Theo con su madre y la presencia de un padre alcohólico que les abandona. Cuando muere su madre, éste elige mudarse a casa de un compañero del instituto, su mejor amigo, que pertenece a una familia rica y numerosa donde transcurre la primera parte del duelo que le va a acompañar durante toda su vida. Un segundo episodio se inicia con la presencia de su padre, que al enterarse de la muerte de su mujer, reclama y consigue la custodia de su hijo, llevándoselo con él a Las Vegas. Allí vivirá en un ambiente depravado, delictivo, de drogas, juego y violencia, donde se encontrará con Boris, ucraniano, inmigrante, compañero de clase y un personaje interesantísimo, lleno de matices, y también con un padre violento y alcohólico que ha vivido en muchos lugares del planeta. Dos adolescentes que luchan por sobrevivir al duelo por la muerte de sus madres respectivas y al despropósito de la violencia de sus padres.

La trama sigue con la muerte por accidente del padre y la vuelta a Nueva York en el cuarto mundo representado por un anticuario, el más noble de los personajes, que restaura muebles y acoge en su casa a Theo, ofreciéndole el único punto de apoyo para construir su vida, marcada por su madre, el cuadro y un amor platónico por Pippa.

Hay picos de una intensidad que nos deja sin aliento y una resolución creativa con páginas llenas de sabiduría. Una lectura que se hace corta porque te hace vibrar y vivir y al tiempo relativizar tu propia existencia, ofreciéndonos unas reflexiones muy interesantes.

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