domingo, 15 de junio de 2014

EL MÉTODO DEL COCODRILO

Hay un hombre viejo caminando por las calles oscuras de Nápoles. Nadie le ve, nadie le oye, porque no es nadie. Los transeúntes viven hacia dentro, mirando hacia sus propias preocupaciones, nadie se fija en nadie, Nápoles es una ciudad con mil muros, en la que cada persona es una extraña para el de al lado y para sí misma. 
Hay un hombre viejo que no para de hacer cálculos y comprobar horarios. Tiene una pistola y un propósito. Vive escondido entre la multitud, se seca las lágrimas desprendidas involuntariamente de su ojo izquierdo con pañuelos que luego olvida en los lugares del crimen. 
Hay un hombre viejo que escribe cartas de amor a una persona inalcanzable, mientras planea su venganza, a la vista de todos y escondido por todos. Le llaman el cocodrilo, por sus lágrimas falsas y por su sangre fría. Y es verdad que ya no siente nada.
Hay un hombre viejo al que ya no le importa salvar a nadie ni que le salven. Ya no le importa nada. 

"El método del cocodrilo" es el primer libro de Maurizio de Giovanni ambientado en un Nápoles actual. Hasta ahora, todas las novelas de este autor que nos habían ido llegando estaban protagonizadas por el maravilloso y enigmático comisario Ricciardi y transcurrían a principios de los años treinta. Novelas intensas y melancólicas de las que di me entusiasta opinión en este post
Con este cambio de época, pasamos de la sordidez del Nápoles fascista a una ciudad donde el primer sospechoso de cualquier asesinato siempre es la Camorra. Pero no perdemos nada con el cambio de protagonista: el inspector Giuseppe Lojacano, trasladado desde Sicilia por una acusación falsa de vender información a la mafia, no tiene nada que envidiar al comisario Ricciardi. De hecho, podría ser su nieto o su bisnieto, porque ambos comparten la melancolía, una ternura insólita agazapada detrás de su fachada imperturbable y un dolor sordo proveniente de su pasado en el que se esconde una inocencia asustada y temerosa de los sentimientos. 
De Giovanni tiene el don de hacer que sus personajes pasen a formar parte de ti y te lleven como en volandas por sus miedos, sus alegrías y sus frágiles esperanzas. Y tiene el don de cerrar sus libros como si hubiera envuelto su historia para regalo, con mimo y con mucho cuidado, prestando atención a todos los detalles, el dobladillo del papel, la longitud y colocación de las pequeñas tiras de celo, todo presentado con sobriedad, elegancia y mucha delicadeza. No son dones muy comunes.



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