lunes, 26 de agosto de 2024

LA CASA DE LA FORTUNA

Pues han pasado dieciocho años desde aquella historia portentosa de La casa de las miniaturas, y aquí volvemos, en 1705, a los mismos canales de Ámsterdam, a aquel Herengracht que esconde una casa que sigue llena de misterios. 

Thea es una joven de diecisiete años que está enamorada del teatro. Hay quien acude a las funciones en el Schouwburg para olvidarse de todo durante un par de horas, para poner una pausa de color y pasión a la monotonía de sus vidas mortecinas. Sin embargo, «Thea va a descubrirse y construir su alma con palabras y luz». En el teatro se siente más valiente, «transportada a un lugar donde todo es más cierto, y donde una mujer se ha atrevido a rechazar los grilletes del silencio». De esto va esta novela, de los grilletes del silencio. Y de esas palabras que nos sirven de llaves para abrir las cerraduras de las jaulas que no nos dejan vivir en libertad. 

Dieciocho años después, hay secretos que nunca han visto la luz. Los personajes que dejamos en La casa de las miniaturas siguen escondiendo su pasado y usando el dinero como escudo en una sociedad de las apariencias que actúa de forma implacable contra quien se sale del camino marcado. Dieciocho años después, nuestros personajes no saben que todo está a punto de cambiar: «¿cuánto tiempo llevan colgando de un hilo, fingiendo que son una familia rica? ¿Qué son sino unas cuantas almas infelices que se tambalean al borde de un precipicio?». 

Jessie Burton ha conseguido volver a sostener la luz de su primera novela para iluminar este escenario donde de nuevo nada es lo que parece y la risa y la ligereza pugnan por encontrar un aire libre en el que echar a volar.








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