Siempre he sentido una atracción especial por la cultura oriental, desde mi adolescencia cuando leí La buena tierra y La madre, de Pearl S. Buck, quien ganaría el premio Pulitzer en 1932. La primera se llevó también al cine y tuvo un gran éxito en la década de los cuarenta.
A Lisa See la descubrí en el 2005 con aquel Abanico de seda que tanto me emocionó. Una historia preciosa sobre las lao-tong, las amigas unidas por las casamenteras, igual que hacían con los matrimonios concertados, y que utilizaban un lenguaje especial que solo ellas conocían.
Dos chicas de Shanghai hace ya unos años que se publicó, pero yo la acabo de descubrir ahora y me ha permitido profundizar en esa misteriosa cultura china donde nada es lo que parece. Los matices en las relaciones familiares y su fuerza inmensa, lo más importante para ellos, pueden trastocar la vida de unas muchachas criadas entre comodidades, en la ligereza del mundo artístico donde por su belleza son modelos para calendarios y que de pronto la inconsciencia de un padre jugador las deja a la intemperie más absoluta.
La falta de oportunidades, la miseria y la barbarie de los soldados japoneses las obligan a emigrar a Los Ángeles, en California, donde viven los dos hombres con quienes las obligan a casarse en un intento por saldar las deudas del padre. Allí sufren los trámites de inmigración y las dificultades de integración en una Chinatown americana siempre con el miedo a ser investigadas, en los años en que ser comunista era lo peor de lo que te podían acusar en Estados Unidos. Lisa See mezcla ficción con historias reales en esta novela histórica que nos acerca a ese mundo tan hermético que fue durante tantos años China, y que coincidió, al inicio de los años cincuenta, con la caza de brujas que puso en marcha el senador Joseph McCarthy con acusaciones infundadas, denuncias, chantajes y toda clase de extorsiones para conseguir declaraciones a cambio de prebendas tantas veces relacionadas con la regularización de los documentos de inmigración.
Hace unos meses ya me había zambullido en la China del siglo XX con Las hermanas Soong, un ensayo biográfico apasionante escrito por Jung Chang. Y también muy recomendables para profundizar sobre este país tan inabarcable son China Fast Forward, de Sergi Vicente y Roja y gris. Andanzas y tribulaciones de un joven corresponsal en China, de Javier Borrás.
Acercarnos a mundos ajenos nos permite abrir nuestra mirada a otras realidades y darnos cuenta de la riqueza de la diversidad, en todos los ámbitos.
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