jueves, 8 de marzo de 2018

SEXISMO COTIDIANO

Una mujer llega a su casa. Ha creado una página web donde recoge casos de discriminación hacia las mujeres. Abre el ordenador y descubre decenas de amenazas de agresiones sexuales de todo tipo. Amenazas de muerte. Escucha un ruido en el jardín. Se queda rígida. No hay nadie en casa. Decide que son simplemente palabras. Que no van a poder con ella. Que su lucha es más importante. Escucha el silencio. De nuevo el ruido. Cierra el ordenador y decide irse a un bar nocturno a trabajar. Está sola en casa. Y el ruido del jardín sigue ahí. Las amenazas sólo son palabras, se repite. ¿Pero y si...?

En 2012, con veintiséis años, la británica Laura Bates fundó el proyecto Sexismo Cotidiano. Empezó con una página web que invitaba a la gente a contar anécdotas de la discriminación sexista que sufrían en su día a día. En poco más de un año había recabado más de cien mil historias, desde acoso callejero hasta violaciones en grupo. Montones de pequeños incidentes que, puestos todos juntos, muestran cómo diariamente miles de mujeres son toqueteadas, perseguidas, acosadas, maldecidas, increpadas, amenazadas, menospreciadas, atacadas y violadas en todo el mundo, por el simple hecho de ser mujeres. 

El machismo está latente en nuestra sociedad a todos los niveles. Lo que hace que sea tan difícil de combatirlo es que a menudo va disfrazado de humor y las descalificaciones, insultos y amenazas se ocultan tras la coraza miserable de la ironía, culpando a las víctimas de no saber encajar una broma. Un ejemplo: Un compañero de trabajo suelta, desde la otra punta del pasillo: "¡vaya culazo!". Si lo ignoras, lo repetirá más adelante. Si le afeas la conducta, te responderá que "sólo era una broma, bonita". Si te enfadas, se reirá diciendo que si no te gustan los piropos no te pongas vaqueros ajustados. En todos los casos, la culpa es de la mujer. La culpa de tener culo y dignidad, por supuesto. 

Acoso sexual en el colegio, traumas infantiles derivados de la moda sexista, anorexia, bulimia, depresión, suicidio, violaciones en institutos, acosos callejeros, tocamientos en medios de transporte, vejaciones en fiestas universitarias, discriminación salarial, violaciones dentro de la pareja, desconfianza social hacia los testimonios de mujeres violadas, complicidad social del hostigamiento machista en medios de comunicación, más violaciones (en España, una denunciada cada ocho horas, quién sabe cuántas más no denunciadas), más agresiones sexuales (en España, una denunciada cada hora, quién sabe cuántas más no denunciadas). 

Este libro es un verdadero puñetazo en la mesa. Es mordaz, contundente, demoledor. furibundo, implacable. Es una voz hecha de cientos de miles de voces que dicen basta ya. Basta ya de mantener esta desconexión tan brutal entre las ofensas y su percepción social. Basta ya de permitir que se perciba a las mujeres como seres humanos secundarios que amenazan el statu quo ideal de nuestra sociedad occidental, creado a imagen y semejanza de los hombres blancos heterosexuales ricos. Basta ya de manipular el testimonio de las mujeres para hacerlo parecer menos fiable. Basta ya de presenciar cómo las mujeres sufren acoso sexual en lugares públicos (la calle, el metro, el trabajo) y no actuar. Basta ya de pensar que no es cosa nuestra, que no nos concierne. 

Laura Bates

El acoso callejero, los silbidos y los "vaya culazo", las insinuaciones, los tocamientos, los "besos robados" y los apretones en el metro no son incidentes inofensivos. Tampoco tienen que ver, como muchos hombres piensan, con una manifestación de deseo. Tienen que ver con el poder. Los hombres, por su fuerza física y por el entorno complaciente, se sienten legitimados a acosar a mujeres, no para halagarlas ni para seducirlas, sino para someterlas a su voluntad. Los hombres utilizan el sexo y sus insinuaciones para someter y humillar a las mujeres. No son cumplidos. No tiene nada que ver con el flirteo. Es un ejercicio continuo y diario de poder, dominio y control ante el que, como espectadores, deberíamos aprender a reaccionar. 

Una mujer llega a casa, abre el ordenador y descubre decenas de amenazas de agresiones sexuales y amenazas de muerte. Esta mujer es Laura Bates, la autora de este libro. Al igual que miles de mujeres que critican públicamente la discriminación machista y que consiguen visibilizar su lucha, ha recibido centenares de amenazas de hombres que quieren violarla, torturarla y matarla. Amenazas que los hombres no tienen que soportar. Aunque sólo fuera por este motivo (y ojalá sólo fuera por este motivo), es evidente que los hombres y las mujeres vivimos en mundos totalmente diferentes. 

Sin embargo, hay cosas que están cambiando. 
Las mujeres están alzando la voz. 
Gracias a proyectos como Sexismo Cotidiano y libros como este, no se sienten solas en su lucha. 
Quieren, necesitan, que el mundo cambie. 
Y yo quiero que cambie más rápido. 
Yo quiero que los hombres y las mujeres vivamos en el mismo mundo. 




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