viernes, 5 de mayo de 2017

Escritor del mes: Stefan Zweig

Hay algo en los libros de Stefan Zweig que maravilla. No sé si es su compasión por las flaquezas humanas. O su lucidez emocional a la hora de indagar en las razones de la conducta de sus personajes. O quizá su elegancia discursiva, que le llevaba a hilvanar sus frases con la fluidez exacta con la que un lord inglés saluda inclinando la cabeza. La seducción se nutre del misterio, así que lo mejor es no saber desentrañar a ciencia cierta cómo lo hace y disfrutarlo en el deslumbramiento que provoca. 

Vivimos una época de certezas. A golpe de titular, de tuit o de insulto, parece que las preguntas quedan para los débiles, para los que se atreven a salir de casa sin la ideología puesta o para los que no sólo dudan de las opiniones ajenas, sino también de las propias. También Zweig vivió una época de odio. Sin duda, peor que la nuestra. Y supo que la única forma de neutralizar el odio era combatirlo desde las preguntas, desde las comparaciones, desde un íntimo e insobornable desconcierto. 

Sus libros son preguntas. Y sus preguntas son espejos en las que la mayoría de nosotros podemos reconocernos. Escribió sobre una Europa difunta, asesinada por el miedo y la violencia. Una Europa que quiso acabar con las guerras y las fronteras y que terminó desangrada en la peor guerra de su historia. Luchó contra lo puro y lo homogéneo asumiendo la inabarcable complejidad psicológica del ser humano. Su literatura es un homenaje a la diversidad de sensibilidades y a la fragilidad humana. Un grito de advertencia contra el odio. Marca el fin de un época. Y cada línea asombra por su modernidad. 

Es nuestro escritor del mes por todo esto. Pero también, y sobre todo, porque con cada nueva edición, volvemos a él con amor. Un amor inmediato y sin fisuras. Incondicional. 



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