lunes, 24 de marzo de 2014

LA PLAZA DEL SILENCIO

La primera novela de Rafael Herrero, periodista, guionista, director de teatro y de programas culturales, contaba ya con la garantía de una experiencia, de un saber hacer literatura, que te atrapa en sus redes para no dejar escapar tu atención, en una novela de intriga que me ha recordado al mejor Dennis Lehane.
Transcurre en los últimos días del franquismo. En la plaza de Chueca se comete un asesinato contra un homosexual que es observado por Chema, el protagonista de esta historia que no interviene ni denuncia, por miedo, aquel miedo que estaba enquistado en la época de la dictadura hasta unos límites que alteraba la percepción de la ética. En aquellos días de 1975, cuando Franco muere, la plaza de Chueca no tenía nada que ver con la actual. Era un lugar tenebroso donde la policía actuaba como una mafia, aplicando la ley de vagos y maleantes a los homosexuales, en una persecución encarnizada.

Chueca es el barrio donde vivió en su infancia el autor y consigue ponernos en su piel para revivir la época del colegio, los amigos, Paloma, su primer amor y ese personaje espléndido que es Elena, por quien tiene un sentimiento fuerte pero ambivalente. La relación con los padres, tan distinta a la actual y ese otro escenario que es Hoyo de Manzanares donde tuvieron efecto los últimos asesinatos ordenados por Franco.

En una reflexión, Chema dice que su vida no es la real y que la verdadera está en sus sueños y desea que llegue la hora de dormir y cerrar los ojos para vivir la vida que no puede vivir despierto. ¡Ese era un sentimiento tan arraigado en la mayoría de aquella juventud!

Un historia de denuncia social, de persecuciones angustiosas, de tensión psicológica, de odios y fanatismos homófobos que mantienen nuestra atención hasta la última página sin decaer en ningún momento.

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