jueves, 19 de marzo de 2015

PARA LOS PADRES QUE PERMANECEN

Para los padres que permanecen, que se esfuerzan
en ser cada día la palabra contra la indiferencia,
para los que dialogan, abren las manos
y acogen en ellas las risas y los llantos,
para los que besan, los que acarician,
los que no se avergüenzan de la ternura,

para los que enseñan porque aman aprender,
para los que aprenden porque aman enseñar,
para los que se equivocan y se caen
y se obstinan en levantarse de nuevo,

para los que viven en hospitales, 
para los que han sufrido la amputación 
innombrable de perder un hijo
y han sabido resistir para contarlo,

para los que ya nunca duermen toda la noche,
para los que han viajado y viajarán
por todos los infiernos que caben en un paraíso,
para los que aprenden una nueva forma de querer,

para los intrépidos, los pacientes, los flexibles,
para los que se rompen y no olvidan
la necesidad de reconstruirse,
para los que se apagaron y cuya memoria 
sigue latiendo en los que nunca podrán olvidarles,

para los padres que permanecen,
para los que están,
para los que no pudieron quedarse,

para los que son, 
día tras día, 
lo contrario del silencio. 



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