La primera novela de Rafael Herrero, periodista, guionista, director de teatro y de programas culturales, contaba ya con la garantía de una experiencia, de un saber hacer literatura, que te atrapa en sus redes para no dejar escapar tu atención, en una novela de intriga que me ha recordado al mejor Dennis Lehane.

Chueca es el barrio donde vivió en su infancia el autor y consigue ponernos en su piel para revivir la época del colegio, los amigos, Paloma, su primer amor y ese personaje espléndido que es Elena, por quien tiene un sentimiento fuerte pero ambivalente. La relación con los padres, tan distinta a la actual y ese otro escenario que es Hoyo de Manzanares donde tuvieron efecto los últimos asesinatos ordenados por Franco.
En una reflexión, Chema dice que su vida no es la real y que la verdadera está en sus sueños y desea que llegue la hora de dormir y cerrar los ojos para vivir la vida que no puede vivir despierto. ¡Ese era un sentimiento tan arraigado en la mayoría de aquella juventud!
Un historia de denuncia social, de persecuciones angustiosas, de tensión psicológica, de odios y fanatismos homófobos que mantienen nuestra atención hasta la última página sin decaer en ningún momento.
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