lunes, 9 de septiembre de 2024

PARA APRENDER, SI LA SUERTE NOS SONRÍE

«Lo que queremos preguntaros es esto: ¿qué es para vosotros el espacio? ¿Es un patio de juego? ¿Una meta? ¿Una bandera? ¿Un aula? ¿Un templo? ¿Quién creéis que debería ir y para qué? O ¿creéis que no debería ir nadie? ¿Es el universo más allá de las nubes algo irrelevante para vosotros, siempre que los satélites envíen mensajes y no os caigan rocas encima? ¿Es el vuelo espacial humano un ejercicio inútil, una fantasía para ricos, una pérdida inaceptable de vida y metal? ¿Os resultan grotescos nuestros métodos e indefendible nuestra ética? ¿Están pasadas de moda nuestras esperanzas? Cuando os hablo de nuestra vida aquí fuera, ¿nos animáis a seguir u os mofáis de nosotros?»

De niño me entusiasmaban las aventuras espaciales. El primer paso sobre la luna. La posibilidad de viajes a otros planetas. Descubrir lo desconocido era el objetivo más emocionante que uno podía tener en la vida. Luego pensé que para qué. Con la cantidad de problemas que teníamos en nuestro planeta, ponernos a buscar otros fuera de él me parecía una frivolidad. Y más tarde, afortunadamente, volví a la senda de la cordura, es decir, de la curiosidad, y me convencí ya para siempre de que fuera de nuestra atmósfera nos espera algo. Algo que quizá solo exista en nuestra imaginación. En nuestra capacidad de asombro. O en las páginas de una novela como esta. 

Llegué a ella porque su traductora, Pilar Ramírez Tello, la elogió en redes sociales. Cuando una traductora se entusiasma con un libro que ha traducido, siempre procuro prestar atención. No es algo habitual. Y cuando lo hace alguien como Pilar, siempre vitalista y generosa, y responsable de que los lectores de fantasía y ciencia ficción sepamos lo que puede llegar a ser un sinsajo o un segador, hay que ir a por la novela sin dudar. Dijo: «de todas y cada una de las páginas de Para aprender, si la suerte nos sonríe se pueden sacar citas maravillosas. Becky Chambers ha escrito un libro que te llega al corazón casi sin que te des cuenta». Y es verdad. 

¿Y de qué va esta novela?
Pues de viajes a otros planetas, claro. De la importancia del conocimiento, de satisfacer la curiosidad. De la adrenalina de descubrir la posibilidad de otras formas de vida fuera de nuestro planeta. Otras formas de vida que amplíen nuestra percepción de quiénes somos y nos muestren lo aleatoria que es nuestra existencia. Que amplíen nuestra capacidad de imaginar. 







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