viernes, 16 de diciembre de 2022

LA CASITA DEL RATÓN

"Vicente era un ratón con botas en los pies, un sombrero en la cabeza y una casa en la espalda". Una frase y Vicente ya está enterito todo él en mi imaginación. ¡Qué maravilla este Vicente! Enterito con su casa que, por fuerza, tendrá que ser pequeña, si va cargando con ella a la espalda. Pero Vicente no cree que sea pequeña. Y le ofrece descansar en ella a todos los animales con los que se va encontrando. Una rana, un gato que se lo quiere comer, una familia entera de erizos, un zorro, dos tejones, y hasta un rebaño de ciervos le dicen que de ninguna manera, ¡cómo van a caber todos en su casa si es diminuta! Pero sí caben, siempre caben porque es Vicente quien les invita. 

Y allá va toda la tropa, sentaditos todos en la gran mesa del comedor de la casita de Vicente, que, a medida que crece el número de invitados, va creciendo también de tamaño para acogerlos a todos. 

Con un troquelado sencillísimo y muy ingenioso, la casita de Vicente se ve en cada página desde los dos lados: desde afuera, mirando con los ojos del animalillo cansado que no cree que vaya a caber, y desde dentro, cuyo salón acogedor se va volviendo más y más grande. Porque en la casa de Vicente siempre hay sitio. Incluso para un oso perdido en la noche. 

"Un ratón con botas en los pies, un sombrero en la cabeza y una casa en la espalda". Una casa en la que caben todos. 




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