Con un lenguaje un poco tosco y provocador, esta estupenda periodista que es Maruja Torres, en ese momento clave de su vida que es cumplir 70 años, hace un balance y una reflexión de toda una época apasionante.
Los entresijos de un periódico, en este caso El País, donde trabajó treinta años y donde la deriva de sus dirigentes ha propiciado la salida de tantos buenos periodistas, son relatados minuciosamente con anécdotas personales directas. Pero a pesar de que dedica unas cuantas páginas a este tema, para mí lo más interesante está en el relato de sus experiencias en Oriente Medio, su amor por Beirut, las relaciones personales tan entrañables que ha vivido en sus viajes, la decepción por el desenlace de esa Primavera Árabe que tantos soñamos como un nuevo tiempo de esperanzas e ilusiones y también su trayectoria familiar.
Nacida en Barcelona, procede de una familia murciana o, como se dice allí, charnega, desestructurada por el alcoholismo y la violencia de un padre al que siempre denomina como "el paisano", que la abandonó con siete años y la dejó con una madre, víctima pero también maltratadora, quizá como recurso de supervivencia, y con la que tuvo una relación muy complicada hasta su muerte.
Otras relaciones felices, con intelectuales como Ana Mª Moix, su hermano Terenci, Diego Galán y otros muchos buenos compañeros de profesión con los que tuvo la oportunidad de compartir tantas experiencias en viajes tan interesantes, hacen de esta autobiografía un recorrido, también con pinceladas políticas, por la mitad del siglo XX y lo que llevamos del actual.
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