lunes, 19 de mayo de 2025

EN EL JARDÍN DE LAS AMERICANAS

Damos por supuesta la educación universal de las mujeres, pero basta con mirar a nuestras propias madres o abuelas para darnos cuenta de que sigue muy viva la huella de la discriminación de género. Mujeres de la generación boomer que no llegaron a terminar secundaria, o que incluso ni llegaron a cursarla, son todavía la norma y no la excepción en España. Y pensamos que esa es la consecuencia natural de un atraso histórico que hasta la democracia no se pudo revertir. Sin embargo, la historia de la educación femenina en España dista mucho de ser un progreso lineal y continuo. Este ensayo de Cristina Oñoro demuestra que desde 1871 hasta 1936 pasamos de tener un país donde lo raro era que una mujer supiera leer a que las mujeres tuvieran un acceso relativamente fácil a la universidad. Mucho más fácil y, sobre todo, mucho más imaginable, que entre los años 1939 y 1965. Porque lo que una persona puede hacer está determinado por lo que pueda imaginar. Y la razón principal por la que tantísimas mujeres nacidas en los años treinta, cuarenta y cincuenta en España no tuvieron acceso a una educación secundaria y universitaria fue porque la dictadura les privó de la capacidad de imaginarla. 

Este ensayo apasionado y ameno cuenta la historia de un grupito de profesoras americanas y españolas que, entre 1871 y 1936 regalaron a varias generaciones de mujeres la capacidad de imaginarse como alumnas y universitarias. La capacidad de formarse como los hombres pero no para poder pensar como los hombres, hablar como los hombres o actuar como los hombres, sino para tener las mismas herramientas de las que ellos disponían y usarlas para forjar sus vidas como ellas quisieran. 

Este libro es un homenaje al hambre de conocimiento. La travesía a menudo es más interesante que el propio destino, que a medida que uno aprende, se va alejando más y más, hasta convertirse en algo secundario, innecesario, prescindible. Lo importante no es llegar a saber algo, sino todas las preguntas que ese algo pueda suscitar. Lo importante es la multitud de caminos que aparecen cuando uno se esfuerza en alumbrar su ignorancia con la llama de su curiosidad. A alumbrar a los demás con la llama de la curiosidad se dedicaron las mujeres que aparecen en este libro, desde Alice Gulick hasta María de Maeztu, pasando por Virginia Woolf o Emily Dickinson.  

Cristina Oñoro, que tanto nos hizo disfrutar hace tres años con Las que faltaban, ha escrito un ensayo entusiasta y ameno sobre la influencia que tuvieron mujeres e instituciones estadounidenses en el origen de la educación femenina en España. Una genealogía de mujeres que nos sigue hablando cara a cara, con su desparpajo y su valentía, para que nunca olvidemos de dónde venimos. 






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