martes, 7 de junio de 2016

UN LARGO SÁBADO

Las 139 páginas de estas conversaciones con George Steiner se me han hecho muy cortas, tanto que cuando las terminé, empecé el libro de nuevo por si acaso se me había pasado alguna de las múltiples cosas interesantes que me había contado a través de la periodista Laure Adler. Casi nunca releo, en este caso lo sentí necesario, y en la segunda lectura he apreciado cosas que en la primera me pasaron desapercibidas.

El espíritu vienés lo ha heredado Steiner fundamentalmente de su madre, una gran dama que además de su lengua materna, dominaba el francés, el húngaro, el italiano y el inglés, y le inculcó el gran amor que siempre ha sentido por los idiomas, y también por la música. 

Este libro recoge entrevistas realizadas desde el año 2002 hasta el 2014 y nos va contando una infancia feliz pero marcada por una grave afección que le dejó un brazo prácticamente pegado al cuerpo y que le ocasionó gran sufrimiento por los tratamientos dolorosos. En esa época, tenía entre tres y cuatro años, su madre le dijo: "¡Tienes una suerte increíble! Gracias a esto te librarás del servicio militar". Esa conversación cambió su vida y tener una madre con esa mente privilegiada, no me cabe duda, le proporcionó la seguridad sobre la que pudo edificar una carrera y una vida de éxito.

Steiner provoca con su ironía y su inmensa cultura, con sus bromas inteligentes y mordaces, haciéndonos reflexionar sobre temas con los que no siempre estaremos de acuerdo. Analiza partes de la Biblia y coincide con Karl Kraus en que el psicoanálisis es la única cura que ha inventado su propia enfermedad.

En otros momentos confiesa: "el libro, la música o el cuadro me dicen: ¡debes cambiar tu vida! Tómame en serio. No estoy aquí para ponértelo fácil", o "la experiencia de un libro es la más apasionante y a veces la más peligrosa" o "tener libros en propiedad es necesario para poder hacer anotaciones, no hay nada más fascinante como las notas marginales que escribieron los grandes escritores".

Es un libro ameno que toca muchos temas históricos y literarios. Sobre la lectura nos dice que "donde reinó el catolicismo, la lectura nunca fue bienvenida, en Italia entre Milán y Bari, en el sur, no hay más que quioscos, ni una librería seria" (quizá exagera algo) o "la lectura requiere ciertas condiciones, presupone silencio y el silencio se ha convertido hoy en un lujo". Hace un repaso por su experiencia en las mejores universidades americanas, por esa juventud privilegiada que pudo disfrutar gracias a que su padre, con una visión anticipada, escapó de la Europa nazi como hicieron muchas familias judías que supieron prever el cataclismo que se avecinaba.

Es un recorrido más que interesante por todos los campos de la cultura de la mano de un irreverente profesor que desearíamos tener como referente en nuestra vida.


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