lunes, 23 de mayo de 2016

ANTE TODO NO HAGAS DAÑO

Con una franqueza a veces aterradora, uno de los mejores neurocirujanos británicos, Henry Marsh, ha escrito una fascinante autobiografía profesional, en clave de confesión, que nos acerca a ese misterio que es el cerebro humano, sustrato de todo pensamiento y sentimiento, de todo lo que es importante en la vida humana, misterio que a Marsh se le antoja tan grande como las estrellas por la noche y el universo que nos rodea.

Son confesiones que perturban porque nos hacen experimentar la angustia del camino que los cirujanos tienen que recorrer para conseguir una destreza y aptitud que en tantos casos salvan la vida y, quizá más importante, la calidad de esa vida, pero en su trayectoria de iniciación dejan terribles secuelas por errores milimétricos que suponen la diferencia entre vidas autónomas y discapacidades a veces gravísimas, como nos detalla en algunos de los relatos.

La burocracia en el Servicio Nacional de Salud inglés le da para muchas anécdotas, algunas de humor negro y otras de enfados sonados.

Palabras del Dr. Marsh que suscitan reflexión: "La neurociencia nos dice que es altamente improbable que tengamos alma, pues cuanto pensamos y sentimos no es ni más ni menos que el parloteo electroquímico de nuestras neuronas. Nuestro sentido de la identidad, nuestros sentimientos y pensamientos, el amor que mostramos a los demás, nuestras esperanzas y ambiciones, nuestros odios y temores, todo eso muere cuando el cerebro muere. Mucha gente se niega a admitir este punto de vista, pues no solo nos priva de una vida más allá de la muerte, sino que parece reducir el pensamiento a mera electroquímica, convirtiendo nuestros cuerpos en simples autómatas, en máquinas de carne y hueso. Esa gente se equivoca de medio a medio, pues lo que hace en realidad es elevar la materia a cimas infinitamente misteriosas que no comprendemos". Palabras de alguien que conoce mejor que la mayoría los entresijos de nuestro cerebro.

¡Apasionante el relato y todo lo que de él extraemos al cerrar sus páginas! 



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